Un brindis japonés en Palermo
- depintasporba
- 25 feb 2016
- 4 Min. de lectura

Como amantes de la cerveza artesanal, estamos todo el tiempo buscando a qué lugares podemos ir para probar las variantes más raras y ricas que podamos encontrar. Al fin y al cabo, por eso surgió esta página. El sábado pasado salimos con una listita de “bares pendientes” y, para no dar vueltas sin sentido por todo Buenos Aires, encerramos aquellos que estaban más o menos en la misma zona y salimos preparados para deleitarnos y anotar absolutamente todo para, luego, poder contarles nuestra experiencia.
Caímos por casualidad en Fukuro Noodle Bar, en pleno Palermo Soho. Si bien su fachada está decorada con una especie de collage multicolor, no es un lugar que llame la atención ni que transmita todo lo que vas a encontrar adentro. Es una pared estampada con motivos icónicos de la cultura japonesa dibujados como si fueran grafitis callejeros. La puerta parece la de una heladera, también es estampada y solo tiene una ventana rectangular de vidrio entero en la que hay que observar con atención si querés enterarte de lo que está dispuesta a mostrar.
Entramos y dos chicas muy agradables nos dieron la bienvenida luego de confirmarles que era la primera vez que íbamos. Nos guiaron hacia una mesada al mejor estilo desayunador contra la pared con banquetas muy altas de madera. Quien nos atendería toda la noche nos dejó la carta y con una tímida sonrisa se retiró.
En Fukuro no hay mesas. Todos están sentados frente a esta mesada que bordea cada pared y en sus banquetas. No existen los cubiertos tradicionales que esperamos ver, acá se come con un cucharon gigante y palitos chinos. Sobre estas mesadas hay luces dicroicas que iluminan muy tenuemente tu plato y la iluminación del resto del ambiente está a cargo de guirnaldas de luces al mejor estilo árbol de navidad pero color blanco mate, de esas que cada tanto tienen una bolita hecha de papel manteca de colores divertidos. Las paredes también están estampadas con el collage de afuera, salvo una que tiene uno diferente y más apagado en colores grisáceos. La cocina está en el medio del lugar y podés echarle un vistazo sin problema alguno. Detrás de ésta, hay una especie de jardín interno repleto de plantas y flores en los que, nos contaban las chicas, invitan a pasar a quienes esperan que se libere algún lugar. Allí, mientras tanto, pueden tomarse una birra o fumarse un pucho.
La comida es japonesa y lo único familiar que podés leer en la carta son las marcas de gaseosa y la palabra cerveza. Todo lo demás, es un misterio. El ingrediente principal, como el nombre lo dice, son los famosos noodles: tallarines largos y muy finitos. Los platos principales son bowls de noodles con ingredientes como caldos de curry, cerdo, pollo, brotes de soja, pickles, salsa de soja, palta, choclo, repollo, maní tostado, huevo poché, condimentos como mostaza japonesa, cebolla de verdeo, cilantro, lemongrass, entre otros. Todos bowls cuestan $135 y por un poco más se les puede agregar extra de noodles, extra de proteína (cerdo, pollo o lo que traiga) y extra de vegetales. También hay platos conformados por carne y vegetales, sin embargo tampoco es plato normal que intuyo estás imaginando. Uno llamado Kpop, por ejemplo, consiste en cerdo, geleé de limón, kimchi ahumado y pochoclo. Ahora bien, ¿qué es esto? Al cerdo y al pochoclo ya los conocemos. El geleé de limón es una especie de gelatina a base del cítrico amarillo y el kimchi, de origen coreano, es una comida fermentada hecha principalmente con una verdura llamada col china muy parecida a la lechuga. También suele ser preparada con otras verduras como cebollas, zanahorias, ají, entre otros. Su sabor es muy picante y su olor bastante fuerte. Como pueden ver, cada plato es una caja de sorpresas. Lo bueno de esto: todas las mozas son muy simpáticas y te explican todo lo que quieras saber.
Ya vimos que la comida es muy extraña, ahora vamos a la bebida que es lo que más nos importa. Ya dijimos que están las marcas de gaseosas y agua que encontramos en todos lados. Además, ofrecen su tradicional vino o licor de arroz llamado “sake”. Es una bebida muy fuerte, de color verde claro y transparente, muy similar a las bebidas blancas. Si pensaste que se toma como nuestro vino, te advertimos que vas a necesitar mucho más coraje. En cuanto a la cerveza, tienen tirada artesanal marca Boudicca en cuatro versiones: las rubias Ipa y Ale, la roja Scottish y la negra llamada Seasonal. Todas son muy livianas aunque su cuerpo es espeso, y, sobretodo, muy suaves. Por ejemplo, la negra suele ser una cerveza muy amarga y esta tiene un amargor muy delicado que apenas se siente. Muy ricas y bien frías, siempre y la pinta cuesta solo $55. Para picar no hay nada de lo habitual: ni maní, ni pochoclo, ni nada. Podés pedir unas empanaditas de cerdo al vapor pero ya estaríamos hablando de un plato más potente.
Entonces, si sos de esos que se animan a probar de todo, no podés perderte estos platos. Y sino, igualmente te recomendamos pasar por Fukuro para salir de la rutina, sumergirte por un ratito en una cultura completamente diferente y disfrutar de una excelente cerveza artesanal.
Sugerencia: Si te sentás en las banquetas que dan a la ventana, vas a sentirte un poquito observado por los peatones pero te vas a sentir parte de una película norteamericana en la que la gente disfruta de un buen café mientras observa el ritmo aceleradísimo de la multitud.
Fukuro Noodle Bar
Costa Rica 5514
15-3290-0912
fukuronoodlebar.com
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